¿A quien se le puede ocurrir que quede sin tomar una botella de vino, una vez abierta?. Sin embargo, una botella con restos de vino forma parte del paisaje habitual en las cocinas. Sucede siempre, mucho mas de lo que imaginamos. Pero hay como darte un fin útil, o varios, a esa presencia sin destino cierto -todavía- en la mesada.
Lo primero que se viene a la mente cuando sobra vino es tomarlo en otra ocasión. Sin embargo, no es tan común que la siguiente vez que se nos antoje siga teniendo el mismo sabor y aroma que cuando lo abrimos. La realidad es que el vino una vez abierto es susceptible a una serie de alteraciones que le cambian sus aromas y su sabor. Termina transformándose en un vino diametralmente opuesto al que compramos.
Hay muchas maneras de aprovechar el vino que no te vas a tomar. Te doy unos tips para no desperdiciar nada de nada y seguir disfrutándolo a otro nivel.
Almíbar de vino:
Es una idea genial para darle un upgrade a cualquier ato. Como vas a necesitar un litro aproximadamente, vas a tener que usar sobrante de varias botellas. Te recomiendo hacer un blend casero, unir esos sobrantes en una botella y comenzar. La receta es sencilla: por cada taza de azúcar usas tres tazas de vino. Mezclas los ingredientes en una olla a fuego mínimo hasta que rompa hervor, siempre mezclando con cuchara de madera. No uses cuchara de metal porque le alteras el sabor. Un Almíbar es un syrup que podes usar con quesos, frutas, en cócteles o para levantar una carne asada, especialmente cortes de cerdo. Seguís revolviendo hasta que la preparación se reduzca a un tercio. Una vez reducida estará lista,. La pones en un frasco y a usar. Te sugiero servirlo con una Peras al tinto.
Vinagre casero:
Preparar vinagre es mucho más sencillo de lo que crees. Lo único que tenes que hacer reunir tus sobras y agregar una cuarta parte del vinagre blanco o de vino que ya tengas en tu casa. Déjalo reposar por un mes en una botella tapada con un lienzo de manera que siga respirando y acetificándose y vas a lograr un producto casero muy rico que te va a servir para aderezar de ensaladas y para marinar carnes.
Sal de vino:
El complemento perfecto para un buen asado.
Compra un kilo de sal marina, si querés, también podes usar sal gruesa, aunque es menos gourmet. Colocala en un perol o en un bowl y agregale chorritos del vino que te sobró, hasta que toda la sal tome color. Como la sal te va a quedar húmeda tenemos que secarla. Para eso coloca la sal en una placa de horno, sobre papel manteca y calentá el horno unos 15 minutos a fuego fuerte. Apagalo y coloca la fuente con la sal dentro. En una hora la vas a tener seca y lista para usar. Te vas a llevar todos los aplausos
Jalea de vino:
Mismo proceso que para el almíbar, pero con un agregado esencial: gelatina sin sabor. Podes aprovechar esta preparación para desayunar y merendar, y también para quesos al estilo queso azul, y disfrutarlo con una copa de vino dulce. Con unos 500cc de vino podes lograr un frasco de mermelada que te va a durar en la heladera unos tres meses. Pones el vino a hervir, agregas 250 gramos de azúcar (por la cantidad de vino, tenes que agregar mitad de azúcar), y una vez que empieza la ebullición, agregas un sobrecito de gelatina sin sabor. Podes enriquecerlo con pasas de uvas, o con uvas frescas rotas y cascara de naranjas. Una vez tibio pasalo a un frasco, y cuando se enfríe estará listo para usar. Conservar en la heladera.
Hielo de vino:
¿Cuantas veces decimos que agregarle hielo al vino -costumbre bien argenta que defendemos y nos encanta- en los vinos de alta gama no es recomendable porque los altera?. Bueno, pero a vos te gusta el vino con hielo, aunque hayas pagado una pequeña fortuna por esa botella. Para que no lo modifiques en su sustancia y puedas disfrutarlo como debe ser, podes hacer hielos de vinos y usarlos en tu próximo descorche.