Quienes hemos tenido la oportunidad de recorrer los alrededores de la capital mendocina, sabemos que Chacras de Coria es uno de los lugares más pintorescos de la provincia.
Ubicado en el distrito de Lujan de Cuyo, este pueblito detenido en el tiempo, como un Macondo cuyano, se encuentra rodeado de viñedos y verdores, con callecitas melódicas que suenan a agua corriendo por las acequias y una paz imposible de graficar en palabras.
Su ubicación privilegiada y la tranquilidad que ofrece hicieron que la urbanización avanzara de modo implacable y miles de hectáreas de viñedos fueron arrancadas para ser reemplazadas por importantes inversiones inmobiliarias. Solo algunas pequeñas fincas fueron preservadas y son las que hoy toman la posta de seguir mostrando las características de un lugar que continúa siendo paradigma en la producción de grandes vinos, sobre todo de malbecs.
El pasado jueves 3 de agosto, invitada por Tres Primos Wines & Distribution, compartimos en el Complejo Punto Aparte la presentación de los vinos de la bodega familiar más icónica de Chacras de Coria: Clos de Chacras. La degustación tuvo una repercusión excelente: 70 personas se dieron cita para disfrutar de sus vinos en un tasting dirigido íntegramente por su embajador de marca, Sommelier Juan Pablo Grillo.
Si bien Clos tuvo su primera cosecha en 2004, el edificio donde hoy se encuentra fue construido en 1921 por Bautista Gargantini (hijo), formando parte de uno de los emprendimientos vitivinícolas más importantes de Mendoza “Bodegas y Viñedos Gargantini S.A”. La bodega cierra sus puertas a principios de los ’80 y es reabierta por la nieta de su fundador Silvia Gargantini junto a su esposo Alejandro en 2004. Actualmente embotellan 150.000 litros, con lo cual se encuadran perfectamente en la categoría de Bodega Boutique.
En una presentación muy amena, Juan Pablo nos comentó que los dos objetivos primordiales de esta nueva etapa de Clos son por un lado, continuar el legado familiar basándose únicamente en la producción limitada de vinos de calidad; y por otro comunicar y trabajar fuertemente sobre el concepto de identidad territorial de sus vinos; o dicho de otro modo: proponer un nuevo estilo al consumidor que tiene que ver con comunicar terruño. En este cambio de ruta se encuentra la bodega desde 2014.
Tuvimos el privilegio de beber prácticamente todo lo que elaboran actualmente, un total de once vinos que integran la mayor parte de su porfolio comercial. La línea joven Clos de Chacras, la línea reserva Ereditá y los íconos históricos de la bodega: Gran Estirpe.
Los Vinos:
Juan Pablo inició la degustación con Cavas de Crianza Chardonnay 2017. La uva proviene de una pequeña finca en Gualtallary con rindes de 80 qq por hectárea. Me pareció un Chardo con una nariz fresca, sin excesiva madurez, de acidez filosa buen balance aromático que combinaba notas cítricas (lima, pomelo rosado) y tropicales (pera, ananá). Una puntita de carbonatación le agregaba es plus interesante de los blancos recién embotellados. Una delicia para beber y beber.
Maridaje: Acompañamos la copa de Cavas de Crianza Chardonnay con langostinos, brusquetas de mar, y salteaditos de pollo y verduras con soja.
Seguimos con Cavas de Crianza Merlot 2016. La uva proviene de Tupungato Alto, con rindes de 100 qq/hectárea. El 50% del vino se crio en barricas francesas de 3er uso durante seis meses. Se trata de un Merlot suave, frutal y algo balsámico. Se hacen presentes aromas a pimiento, laurel y tomillo. Sutiles notas ahumadas y avainilladas acompañaban sin opacar la fruta. En boca, la frescura venia de la mano de una acidez bien lograda. Un Merlot de taninos prolijos para beber ya.
Maridaje: Al Merlot te sentó bárbaro la propuesta del chef: dips de Hummus y Tapenade de olivas negras. También hubo una tabla con variedades de quesos de pasta dura y semi dura con frutos secos.
Continuamos con un flight conformado por los tres estilos de malbecs que elabora la bodega. El objetivo de esta cata secuencial/horizontal era que los asistentes pudiéramos percibir el desarrollo de la complejidad de la variedad Malbec en relación a sus diferentes estilos y vinificaciones. Fue uno de los momentos del tasting que más sorpresas disparó entre los asistentes porque cuando decimos “Malbec”, sabemos que Lujan de Cuyo es su primera zona de producción a nivel mundial por tanto, la bodega decidió que todos sus Malbecs provengan naturalmente de los viñedos de Chacras de Coria.
3- Cavas de Crianza Malbec 2016: Malbec joven, apenas rozado por la madera. Fresco, algo austero en nariz: fruta roja cocida y especias dulces como la paprika. De entrada sucrosa y taninos muy redondos y elegantes. Buena estructura y retrogusto amable.
4-Ereditá Malbec 2014: El 70% de la masa pasó por 12 meses de barrica francesa. La frescura da lugar a un vino más maduro y expresivo que su hermano menor. La fruta cocida continúa, pero ahora va más hacia los frutos negros. A las especias dulces se le suma un sutil avainillado que acompaña y le suma complejidad. De final largo y notable elegancia.
5-Gran Estirpe Malbec 2014: El total de la masa pasó 18 meses por barrica francesa y un año de maduración en botella. Entrada menos sucrosa que los anteriores, pero mucho más delicado y expresivo. A las sutiles notas frutales ahora se agregan violetas y rosas. Es notable como aparecen las flores en este vino. Taninos finos y redondos dan paso al Malbec más sofisticado de la bodega.
Maridaje: El flight de malbecs se acompañó con Empanaditas de hojaldre y variedades de pizzas a la piedra que preparó especialmente el Chef José Cufré para acompañar esta secuencia.
Continuamos el tasting con el flight de blends. Confieso que era el vuelo que más esperaba. Me encanta jugar a desentrañar los secretos del enólogo, ¿porque utilizo tal variedad en lugar de esta otra? ¿Cómo pensó los porcentajes? Los vinos de corte abren el juego para que los consumidores intentemos descubrir que nos quiso decir el enólogo en cada botella. Y esa aventura es siempre muy motivante.
6- Cavas de Crianza Blend 2016: 40% Malbec – 30% Merlot – 30% Cabernet Sauvignon. Más del 50% de la masa de las tres variedades que componen el corte pasaron 6 meses en barrica. Domina claramente una nariz frutal y especiada del Merlot y el Malbec. El Cabernet le otorga estructura y taninos firmes, aunque amables.
7- Ereditá Blend 2014: 50% Malbec – 20% Merlot – 20% Cabernet Sauvignon – 10% Petit Verdot. Más del 50% de la masa de las tres variedades que componen el corte pasaron 6 meses en barrica. Es el vino más nuevo de la bodega y uno de los más exitosos comercialmente. Salió a la venta por primera vez en 2015, la añada correspondía a 2013 y –según comentó Juan Pablo- se vendió en seis meses, una producción inicial de 7.000 botellas todo un record. Un corte con una nariz bien compleja y mineral, donde también aparece la fruta cocida. Destaca el Petit Verdot que, aunque es el porcentaje menor del corte, se percibe muy claramente en la nota de anetol que domina en el retrogusto y le da al corte una aromática muy original. Equilibrado y complejo. De los tres cortes es el que más me gustó personalmente.
8- Gran Estirpe Blend 2014: 50% Malbec – 33% Cabernet Sauvignon – 17% Merlot. Los 18 meses de crianza le otorgan a este corte un matiz especiado dominante y mucha redondez de taninos. El Cabernet de Tupungato domina en la aromática aportando dejos herbales y balsámicos muy agradables. Se trata de un vino de gran sutileza que necesita tiempo para mostrar todos sus atributos. Se desprenden capas aromáticas lentamente. Lo sugiero solo si tenés un buen aireador, y tiempo para darle, porque lo merece.
Maridaje: Acompañamos este flight con Polenta grillada, espinaca y hongos salteados y sándwiches de cerdo en pan de campo con salsa criolla
Y llegó el momento del último flight, el de la cosmopolita Cabernet Sauvignon. Los tres vinos que probamos se encuentran elaborados con fruta provenientes de unas fincas productoras de Tupungato Alto, más precisamente una finca ubicada al sur de Gualtallary. Cada uno con su estilo dejaron fascinados a los asistentes. Sin dudas la bodega tiene una fuerte apuesta en los cortes y en esta variedad.
9- Cavas de Crianza Cabernet 2016: Un Cabernet joven muy fragante y expresivo. Notas mentoladas se combinan con los ahumados del roble y los frutos negros ácidos. En boca muestra toda su intensidad y volumen. Sin llegar a ser cárnico, llena toda la boca y deja un persistente recuerdo a pimiento y humo. Un gran exponente de la variedad con mucha tipicidad.
10- Ereditá Cabernet 2014: Aromas de fruta negra y especias, morrón ahumado, paprika, menta, alcanfor. Una bomba aromática. En boca es jugoso y seco. Taninos bien firmes y notable astringencia sin perder elegancia. Es el punto intermedio entre las tres líneas: de cavas toma la frescura y la fruta; de Gran Estirpe, su carácter vegetal y balsámico. Creo que habla muy a las claras del camino que ha comenzado a andar la bodega. Aquí hay mucha identidad.
11- Gran Estirpe Cabernet 2014: Cabernet jugoso y exquisito. Balsámico y herbal como sus predecesores pero de gran sutileza aromática. Suelto en boca, picantón. Muy Gualtallary: de entrada seca, sin estridencias y mucha jugosidad. Taninos envolventes, de gran equilibrio. Casi no se percibe el alcohol. Creo que su potencial de guarda podría superar los ocho años.
Maridaje: Los Cabernets estuvieron idealmente acompañados por cheeseburgers caseritas, guacamole picante, papines rústicos, bacon y cheddar. Lo que se dice, el maridaje ideal para la potencia de esta variedad.
Conclusiones: Durante casi cuatro horas de tasting fuimos testigos del comienzo de un nuevo rumbo para la bodega. Quedó muy clara la importancia que adquirirá en adelante la expresión del lugar en cada una de las variedades. El desafío del winemaker Silvio Alberto, será continuar trabajando para que la pintura que empezó a dibujarse en Gualtallary y Coria siga completándose con éxito en la bodega.
Más allá de los favoritos que cada asistente fue cosechando durante la noche, mi percepción general fue que las tres líneas mostraron perfiles muy diferenciados. Quizá no tanto en la nariz, sino mas bien en la textura y la redondez de los taninos, el recorrido del vino en boca y las distintas complejidades a través del aporte de la madera. Cada línea cuenta con la cintura suficiente como para seducir a consumidores muy diversos.
Un capitulo aparte mereció el maridaje propuesto por el Chef José (Choose) Cufré, responsable de la cocina del complejo Punto Aparte. La propuesta de sabores y texturas fue aplaudida por todos los asistentes. Se logró con creces el objetivo de acompañar y subrayar el carácter de cada uno de los vinos que se presentaron.
¡Salud y hasta la próxima!