Desterradas y después, reflotadas. La polémica del vino que te vuelve «ciego y loco».

El 24 de diciembre de 1924, seis variedades fueron condenadas a muerte en Francia. Una de las cuales también lo fue en Argentina. Las variedades prohibidas fueron Noah, Othello, Isabella, Clinton, Jacquez y Herbemont. Todas estas cepas consideradas «híbridas», producto de un cruzamiento entre la Vitis Vinifera y las Vitis americanas. Pero ¿como llegan estas cepas a Europa y porque motivo se las prohibió?

Todo inicia con la Filoxera. La Filoxera es un pulgón que ataca la vid desde sus raíces. Fue introducida a Europa desde los Estados Unidos. Causó enormes estragos en los viñedos europeos entre 1860 y 1880. A partir de esta situación, los viticultores europeos descubrieron que injertando la Vitis vinifera con Vitis de origen americano resistentes al parásito podían seguir cultivando viñedos. Esto ayudó a que nuevas variedades híbridas comiencen a llegar a Europa con mucho éxito por su resistencia a la mosca, y por tanto, también comenzaran a producirse en Argentina. Este fue el caso de la controversial Isabella, uva que en nuestro país estuvo prohibida hasta que en 2014 el INV autorizó su producción. Actualmente se elabora con esta variedad, el afamado «Vino de la Costa».

Tal parece que las cepas americanas, consideradas indígenas, producían un sabor considerado «detestable». Este sabor era conocido en Francia como foxee , o «sabor a zorro», (el termino proviene del inglés Fox = Zorro). Al Foxee se le sumaba un sabor también amargo y ácido, lo que las hacía imposibles en la degustación. Pero estos no eran los únicos problemas que las condenó al olvido: el mas grave de todos era su alta susceptibilidad para generar metanol en la fermentación. Un tipo de alcohol toxico en extremo para el nervio óptico y el sistema nervioso central. De ahí la leyenda del vino «que te volvía ciego y loco».

¿Solo Foxee y metanol?

En rigor de verdad, tenemos que decir que detrás de esta prohibición también hubo una decisión política. Decisión provocada en parte por una importante crisis económica en Europa durante 1932. Hacia 1934 la agricultura francesa producía mucho vino, demasiado. Las penurias de la filoxera quedaron en el pasado, y los híbridos de las viñas americanas resistentes a la enfermedad daban enormes cantidades de uvas.

Con la sobreproducción las cotizaciones se hundieron y la ruina empezó a amenazar a cientos de miles de viticultores y a sus familias. De ahora en adelante, solo las viñas con cepas europeas autorizadas e injertadas en pies americanos resistentes a la filoxera, serían las permitidas. Esta prohibición fue en Europa revocada en 2003, la situación es que algunas de ellas aun sobreviven en viñedos familiares de uso domestico. Incluso en Argentina, se encontró la cepa Clinton implantada en la provincia de Córdoba. Actualmente los principales países europeos productores de vino, entre los que figuran España, Francia e Italia, rechazaron la propuesta de autorizar el cultivo en la Unión Europea de seis variedades de vid, ahora, prohibidas.

La situación en Argentina:

En nuestro país, la Isabella fue cultivada por colones italianos con el nombre de «Frambuá» en Córdoba (Colonia Caroya), y cuenta con 29 hectáreas y 26 productores en la costa de la provincia de Buenos Aires, Ensenada y Berisso. Con esta uva, elaboran un afamado vino en la región que se lo conoce como «vino de la costa».

Pero la polémica se enciende porque la prohibición de cultivo de la Isabella también llegó a nuestro país. Se la consideró incapaz técnicamente de producir vinos de calidad, e inclusive una uva peligrosa. En 1994 el INV dejó en claro mediante la Resolución INV 71 que el vino  es un “producto obtenido de la fermentación alcohólica de uvas provenientes de la especie Vitis Vinífera”.

En tanto, que en la ley 37/2010 se prohíbe “el ingreso de uvas de variedades no viníferas a los establecimientos elaboradores”. Esto dejaba al margen de elaborar y comercializar sus vinos producidos con Isabela a los viticultores de la costa bonaerense, que desde hacía varias décadas elaboraban el Vino de la Costa. En respuesta a sus reclamos, en el año 2014 el INV re-autoriza su producción, con las limitaciones de que no sea exportable, y esperando la promesa de los productores costeros de reconvertir los viñedos de Isabella a variedades provenientes de vitis vinifera.

La realidad colombiana

La polémica también alcanza a Colombia. Probablemente el productor mas importante hoy de uva Isabella. Para los colombianos, en contraste, la variedad forma parte de la cultura del Valle del Cauca, se siembra alegremente en municipios como Ginebra, El Cerrito y Guacarí. Está en la dieta diaria, en jugos, mermeladas, platos que integran su sabor y vinos artesanales. Ajena a discusiones y listas negras de países productores y exportadores de vinos, en Colombia, donde no hay pretensión de ser un país productor y exportador de vinos, la  Isabella fue también materia prima de vinos de bodegas locales. Actualmente, hay alrededor de 400 hectáreas implantadas con la variedad con aproximadamente 120 agricultores asociados. Todos ellos elaborando vino de modo artesanal, pero con pretensiones de comercializarlo fuera de las fronteras.

 

 

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